Hay un entrada en el blog de la compañía Foro Consultores Inmobilarios donde se hace eco de los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de los Censos de Población y Viviendas 2021 con la información sobre hogares y viviendas que incluye una importante novedad: la elaboración de una clasificación de las viviendas según su grado de uso a partir de datos del consumo eléctrico.

En dicho estudio nos habla de que esos datos reflejan que en España hay 3,8 millones de viviendas vacías sobre un parque de viviendas de unos 26,6 millones, lo que supone el 14,4% del total. Un dato que no convence al sector porque no entienden los criterios de valoración de este organismo. 

Pero al margen del número real, la realidad es que una casa vacía conlleva una serie de gastos y puede convertirse en un problema para muchos propietarios cuando esa vivienda está cerrada. A los desembolsos fijos, se unen los variables como pueden ser las derramas, los arreglos y, por si fuera poco, los políticos con los impuestos sobre este tipo de viviendas.

¿Cuáles son los gastos?

Entremos en los gastos intrínsecos de los que nadie se libra, independientemente de que se utilice o no la vivienda. Puede rondar los 2.000 euros de media al año. Obviamente, depende de la superficie de la vivienda y de la ciudad en la que se encuentre, y los servicios comunitarios de que disfrute.

Además del desembolso inicial por la compra, impuestos, notaria, registro, etc., se deben tener en cuenta los numerosos gastos fijos que implica la propiedad del inmueble.

  • Comunidad de vecinos. Es el desembolso más importante. A esto pueden unirse derramas por el envejecimiento del edificio. Reformas, reparaciones, jardinero… son gastos que aumentarán la cuota.
  • Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI)
  • Los suministros de luz o agua tienen un coste mínimo (aunque se no se utilice), más el consumo
  • Tasa de recogida de basuras si la hubiera
  • Seguro del hogar. Es conveniente tener contratado un seguro del hogar, aunque se trate de una vivienda vacía.
  • La cuota de la hipoteca, en caso de que se haya financiado la compra.
  • O la necesidad de un sistema de alarma para evitar sustos.

Coste político

Una casa cerrada es una forma de recaudar para algunas Administraciones. Como primera medida, muchos Ayuntamientos ya están elaborando un catálogo de viviendas vacías de forma continuada. La idea inicial es recargar estos inmuebles en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI).

Por si fuera poco, Hacienda también participa, dado que hay que incluirla en el apartado de imputación de renta en la declaración de la renta.

Y la nueva Ley de Vivienda incide especialmente en este aspecto. Los ayuntamientos podrán practicar un recargo en el IBI sobre inmuebles residenciales que estén desocupados con carácter permanente, de hasta el 50 % de la cuota. Se entenderá desocupado de forma permanente si lo es de forma continuada por un plazo superior a dos años, sin causa justificada y siempre que pertenezcan a titulares de cuatro o más inmuebles de uso residencial. Se entiende que no necesariamente en el mismo municipio.

Pero el recargo puede llegar al 100% cuando se superen los tres años. Además, podrán aumentarlo adicionalmente en 50 puntos porcentuales más, si sus titulares lo fueran de dos o más viviendas desocupadas en el mismo municipio. “Hablamos de un incremento que, aún más allá de un efecto confiscatorio que la Constitución prohíbe, podría percibirse como sancionador, y que puede alcanzar el 150 % de la cuota líquida. El texto no disimula su punto de mira al gran tenedor”, señalan en Méndez Lit.

 En definitiva, antes de invertir en una vivienda que no tendrá uso, hay que valorar y analizar los gastos futuros.